En 1927, se presentó en los Estados Unidos, el primer film sonoro: El cantante de jazz. Esta innovación produjo una vuelta a salas por parte del público norteamericano que, cansado de los filmes mudos, se había alejado de aquellas. Además, los lugares de exhibición se multiplicaron, y aparecieron géneros que abrieron nuevas prioridades comerciales: comedias, comedias musicales, westerns, tragedias, temas históricos, filmes de terror, obras de ciencia ficción comenzaron a invadir la pantallas.
La llegada del cine sonoro provocó una verdadera revolución en la estética y en las técnicas de producción, como también en la organización industrial de la cinematografía. Con la incorporación del sonido, se modificaron ciertos parámetros estéticos, ya que se reforzó el contenido de la imagen.
En la mayoría de las películas, sentimos la intensa impresión de que las personas y las cosas descritas simplemente producen el ruido adecuados. Pero en el proceso de producción de una película, la banda sonora se construye separadamente de las imágenes y puede ser manipulada de forma independiente. Esto convierte al sonido en un elemento tan flexible y de tan gran alcance como las demás técnicas cinematográficas.
El sonido crea un modo de percibir diferente. La atención visual puede ir acompañada de la atención auditiva. Incluso, el cine mudo, ya lo había reconocido al utilizar acompañamientos de orquesta, órgano o piano. Como mínimo, la música llenaba el silencio y proporcionaba al espectador una experiencia perceptiva más completa. La obligación de oír hace que un único rimo o cualidad expresiva unifiquen la imagen y el sonido, a lo que el director Sergei Eisenstein denominó "sincronización de los sentidos".
En esta secuencia, Chris Marker demuestra el poder del sonido al alterar nuestra comprensión de las imágenes. Utiliza 3 veces el mismo material visual, sin embargo, en cada ocasión las imágenes van acompañadas de una banda sonora completamente diferente. El público interpretará las mismas imágenes de forma diferente, dependiendo la banda sonora.
El sonido cinematográfico puede encauzar nuestra atención de forma bastante específica dentro de la imagen. Cuando el comentarista describe los "autobuses del color de la sangre", miraremos al autobús y no al coche. El sonido puede guiarnos a través de las imágenes "indicando" qué cosas mirar.
Esta posibilidad resulta aún más fecunda cuando se considera que la pista sonora de algún elemento visual puede anticipar ese elemento y dirigir nuestra atención hacia él. La banda sonora puede aclarar hechos de la imagen, contradecirlos o hacerlos ambiguos. Muchas veces el uso del sonido puede defraudar o modificar las expectativas del espectador. También puede reemplazar sucesos, es decir, mediante el sonido podemos imaginar acciones que suceden en el espacio en off, sin necesidad de verlas, por ejemplo:
Para la realización del montaje, se requiere la participación de diversos especialistas, quienes relaizan mediante la sincronización con lo ya filmado, un trabajo arduo de edición en multipistas (método de grabación de sonido que permite registrar múltiples fuentes sonoras por separado para luego unirlas y formar un todo). Veamos algunos ejemplos:
La llegada del cine sonoro provocó una verdadera revolución en la estética y en las técnicas de producción, como también en la organización industrial de la cinematografía. Con la incorporación del sonido, se modificaron ciertos parámetros estéticos, ya que se reforzó el contenido de la imagen.
En la mayoría de las películas, sentimos la intensa impresión de que las personas y las cosas descritas simplemente producen el ruido adecuados. Pero en el proceso de producción de una película, la banda sonora se construye separadamente de las imágenes y puede ser manipulada de forma independiente. Esto convierte al sonido en un elemento tan flexible y de tan gran alcance como las demás técnicas cinematográficas.
El sonido crea un modo de percibir diferente. La atención visual puede ir acompañada de la atención auditiva. Incluso, el cine mudo, ya lo había reconocido al utilizar acompañamientos de orquesta, órgano o piano. Como mínimo, la música llenaba el silencio y proporcionaba al espectador una experiencia perceptiva más completa. La obligación de oír hace que un único rimo o cualidad expresiva unifiquen la imagen y el sonido, a lo que el director Sergei Eisenstein denominó "sincronización de los sentidos".
En esta secuencia, Chris Marker demuestra el poder del sonido al alterar nuestra comprensión de las imágenes. Utiliza 3 veces el mismo material visual, sin embargo, en cada ocasión las imágenes van acompañadas de una banda sonora completamente diferente. El público interpretará las mismas imágenes de forma diferente, dependiendo la banda sonora.
El sonido cinematográfico puede encauzar nuestra atención de forma bastante específica dentro de la imagen. Cuando el comentarista describe los "autobuses del color de la sangre", miraremos al autobús y no al coche. El sonido puede guiarnos a través de las imágenes "indicando" qué cosas mirar.
Esta posibilidad resulta aún más fecunda cuando se considera que la pista sonora de algún elemento visual puede anticipar ese elemento y dirigir nuestra atención hacia él. La banda sonora puede aclarar hechos de la imagen, contradecirlos o hacerlos ambiguos. Muchas veces el uso del sonido puede defraudar o modificar las expectativas del espectador. También puede reemplazar sucesos, es decir, mediante el sonido podemos imaginar acciones que suceden en el espacio en off, sin necesidad de verlas, por ejemplo:
Además, el sonido trae consigo un nuevo significado del valor del silencio: sólo en el cine sonoro puede utilizar el director el silencio para conseguir un efecto dramático. En el contexto del sonido, el silencio adopta una nueva función expresiva.
El sonido tiene tantas posibilidades creativas como el montaje. Mediante el montaje, se pueden unir planos de dos espacios para crear una relación significativa. Igualmente, el cineasta puede incluir cualquier fenómeno sonoro en un todo. Con la introducción del cine sonoro, la infinidad de posibilidades visuales se unió a la infinidad de hechos acústicos.
Para la realización del montaje, se requiere la participación de diversos especialistas, quienes relaizan mediante la sincronización con lo ya filmado, un trabajo arduo de edición en multipistas (método de grabación de sonido que permite registrar múltiples fuentes sonoras por separado para luego unirlas y formar un todo). Veamos algunos ejemplos:
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